Al sifón del Sosa
Sábado, 26 de enero
La autovía nos ha acercado rápido a Monzón: un café,
charradica, un paseo y… al lado, Almunia de San Juan. Nos dirigimos por la calle
de la Piedad hacia la ermita del mismo nombre que cuenta con una casa del
ermitaño y un templo de los siglos XVI-XVII, y un entorno que invita a disfrutarlo. Antes,
hemos pasado por un singular calvario en el que se han excavado escaleras sobre
una gran piedra que asemejan la cávea de un anfiteatro romano. Regresamos al
camino y seguimos hasta encontrarnos con el canal de Aragón y Cataluña. Siguiendo el
cauce, hoy vacío, por el camino de servicio, éste nos llevará hasta
el imponente sifón del Sosa. Junto a él,
se ha montado un merendero donde reponemos fuerzas; luego, volvemos al pueblo por un camino
asfaltado marcado con las señales verticales de la ruta de Joaquín Costa.
La construcción del canal de Aragón y Cataluña fue una obra
hidráulica de gran envergadura. La irregularidad del terreno y la necesidad de
salvar los desniveles obligó a construir gran número de túneles, así como
sifones y acueductos. Así, para salvar la depresión del río Sosa y el barranco
de Ribabona, se construyó el sifón del Sosa, considerado como una de las obras
de ingeniería más importante de su época al utilizar el hormigón armado en
tubos superiores a dos metros. Para salvar este obstáculo, se diseñó este
elegante puente portasifón. El rey Alfonso XIII lo inauguraba en 1906, como
dice el panel informativo.
Sifón del Sosa, en fase de construcción en 1904. Dos tubos
de 3,80 metros de diámetro interior y 1.018 metros de longitud para cruzar el
río Sosa y el barranco de Ribabona
Paseando por el casco urbano de Almunia de San Juan (posiblemente
el origen sea musulmán, de una ‘almunia’: una explotación ganadera y agrícola)
se pueden ver interesantes ejemplos de arquitectura popular y varias casas
solariegas. Sobresale la parroquial del siglo XVI dedicada a san Pedro,
con un ábside de época románica.
El colofón lo puso la monumental población de Fonz con su
insuperable plaza Mayor. Visitamos Casa Ric (Pedro María Ric), del siglo XVII,
que conserva intacto su patrimonio. En 1987 fue donada a la Diputación General
de Aragón. Una visita recomendada.
Una curiosidad. Los árabes, que tan inteligentes
aplicaciones dieron a las acequias de riego, fueron los primeros que, para
evitar costosos acueductos para sus acequias, imaginaron sifones de fábrica
para atravesar con ellos las barrancas profundas. Son vasos comunicantes que
construían generalmente de ladrillo. Luego, se han venido utilizando de una
manera constante. Sólo hay que darse una vuelta por los regadíos de las Cinco
Villas, para ver como los ingenieros salvan
las carreteras y caminos cuando éstos cortan los canales de riego.
Para más información sobre los sifones de hormigón armado, donde constan como ejemplos los sifones del Sosa y albelda entre otros.