lunes, 25 de marzo de 2019




Torreón de Navardún
y la Bal D'Onsella
 Ruesta y la ermita de San Juan




Sábado, 23 de marzo  







La excursión de hoy nos lleva a las Alta Cinco Villas, a la Bal D’Onsella (o Valdonsella en castellano), entre las sierras de Leyre y Santo Domingo. Nuestra primera parada nos lleva a Navardún, mejor diremos al torreón de Navardún, solitario vigía en las duras tierras de frontera entre los reinos de Navarra y Aragón en la Alta Edad Media, hoy convertido en oficina de turismo y centro de interpretación donde se explica cómo era la vida aquí hace 700 años. Un viaje, que Carlos Ripalda, buen conocedor de la historia local y sus tesoros, nos acompañará en un ameno recorrido por todas las estancias en las que se muestra tanto la vida cotidiana como los grandes acontecimientos de la época, tan desconocidos e interesantes.







































Levantado en el siglo XIV, con vestigios muy anteriores, rodeado por un recinto fortificado del que solo se conservan algunos vestigios, con sus 26 metros de altura, divididos en cuatro plantas de piedra de sillería, es un buen ejemplo de fortaleza defensiva y residencial. La Diputación de Zaragoza lo adquirió en 1981 y lo salvó de la ruina, tras un proceso de restauración que concluyó en 2011. Lo culmina una terraza almenada. El día invita a deleitarnos con la espléndida panorámica: el río acariciando el valle, el cercano Urriés, Gordués en lo alto, los montes de Santo Domingo, Luesia y Uncastillo, la sierra de Peña, el valle del Aragón, la sierra de Leyre.







Aunque no lo parezca, antiguamente se utilizaba su curso para bajar los troncos de los árboles que se cortaban en la sierra de Santo Domingo. 








Dejamos Navardún. La carretera discurre paralela al río. Isuerre , situado sobre un montículo, nos observa indecisos por si seguimos el recorrido por la carretera o la senda marcada como pequeño recorrido junto al río. El río Onsella -el nombre hace referencia a una posible abundancia de osos (onsos en aragonés) en tiempos pasados-, discurre por el tranquilo valle. Sus aguas ya no mueven los molinos de Lobera e Isuerre, solo riegan los escasos huertos que aún pueden verse junto a su cauce. Seguimos, bajamos, vadeamos, comemos… Indecisos, llegamos a Lobera. Regresamos sobre nuestros pasos para dirigirnos a Ruesta. En la margen derecha del Onsella está Urriés, sobre el pueblo destaca la torre de la parroquial.














La historia reciente de Ruesta está ligada a la construcción del embalse de Yesa y la posterior inundación de la mayor parte de su término, que supuso también su abandono y desaparición como entidad en 1965. Veinte años después la Confederación Hidrográfica del Ebro cedió su uso al sindicato Confederación General del Trabajo de Aragón -a excepción del castillo, de propiedad particular-, dentro de un plan de recuperación de despoblados ocasionados por los embalses. La CGT, junto al Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón, ha reconstruido varios edificios que, en la actualidad, están destinados a albergue y casa de cultura. 













El dramatismo del abandono. Tejados hundidos, fachadas caídas y el expolio se han llevado poco a poco lo escaso que quedaba…












El albergue y la Casa de Cultura Ramón Acín














El Camino de Santiago en la variante del camino francés discurre por aquí y a pocos metros de él se sitúan dos ermitas románicas de gran interés histórico. La de Santiago, siglo XI, formaba parte del hospital-priorato de San Jacobo de Ruesta, a unos 800 metros siguiendo el camino jacobeo y que no visitamos. Y la de San Juan Bautista o de Maltray, situada en el entorno del pantano. A unos metros, camino de Artieda, un poste señalizador nos indica la senda para llegar a la misma.



Antes de 2000...


...y después, esperando... 










Museo Diocesano de Jaca
Museo Diocesano de Jaca


La ermita de San Juan Bautista de Ruesta fue levantada en el siglo XII, aunque su nave fue reconstruida en el XVIII. Fue esta parte, amenazada de ruina, la que se cayó en 2000. A la espera de su restauración, se cubrió mediante una estructura provisional. Pero la ermita es famosa por haber albergado un conjunto de pinturas románicas del siglo XII que hoy se conservan en el Museo Diocesano de Jaca. Al arrancarlas y pasarlas a lienzo, apareció bajo las mismas una segunda cara de Cristo, que fue ocultada bajo otra capa de enlucido para realizar la nueva pintura. 

La noche se nos echa encima. En Berdún, café, cervecica, dulces… y ta casa rapidicos por la autovía. 






Fotos de Matilde, Pepe, Asún, Nines y Josemari