martes, 29 de enero de 2019




Por el Bajo Huerva
y la foz de Zafrané




 Sábado, 26 de enero






Entre las localidades de Cuarte de Huerva y Cadrete, en el sitio denominado Acampo Fita Santa Fe, se encuentra el manantial ‘Agua Fita Santa Fe.  Se accede desde la rotonda del Monasterio de Santa Fe de la antigua carretera nacional Zaragoza-Valencia, de la que sale un camino por la derecha que pasa por debajo de la autovía Mudéjar. En medio de un praderío de plantas esteparias, se ve la caseta que protege el pozo del que se extraía el famoso ‘purgante salino energético’, que llegó a alcanzar fama mundial.






El agua se captaba mediante una bomba de émbolo movida a mano por medio de volante y manivela, se almacenaba en grandes cubas que, luego, eran trasladadas hasta la calle Madre Sacramento, en Zaragoza, donde era filtrada, tratada y embotellada, pues poseía un alto contenido en sal que impedía su consumo directo. Más que agua mineral era una especie de medicamento para las dolencias de estómago, hígado e intestinos, así como un excelente purgante y laxante. De hecho, siempre se vendió en farmacias. Así, hasta el año 1978, en que no pudiendo competir con la industria farmacéutica, su producción fue mermando hasta su cierre definitivo. El manantial ha quedado en el olvido, perdiéndose su singularidad. El año 1940 el Instituto Nacional de Higiene de Zaragoza declaraba las aguas del manantial de utilidad pública y minero-medicinal, siendo en esa década cuando alcanzó su mayor prosperidad y fama el "Agua Mineral y Purgante Fita Santa Fe", como se indicaba en sus etiquetas.










Siempre quedamos sorprendidos al contemplar a pocos km de Zaragoza la impresionante mole de una iglesia con gran cúpula próxima a la carretera de Teruel, que aparece rodeada de chalés y naves industriales. Es el monasterio cisterciense de Santa Fe de Huerva, un gran conjunto monacal barroco del siglo XVIII. Fundado en 1341 con el patrocinio de Miguel Pérez Zapata, señor de Cadrete, su comunidad procedía del monasterio de Fuente Clara, en Alcolea de Cinca. En 1443 el rey Alfonso V le concede la jurisdicción criminal y, con ello, el abad se convierte en el señor absoluto de Cadrete y Cuarte, y era también diputado por el brazo eclesiástico en numerosas ocasiones.














En 1808, en el Primer Sitio de Zaragoza, tropas francesas de caballería saquearon e incendiaron el monasterio, mataron a varios monjes, inutilizaron los cultivos y sacrificaron al ganado. En 1835, con la desamortización de Mendizábal, las tierras y edificios pasaron a manos de particulares. El deterioro progresivo y la desidia ha acentuado su declive. En la actualidad, forma parte del barrio zaragozano de Casablanca. No se puede visitar, pero su visión exterior es impresionante.







Cuando Pascual Madoz visitó Santa Fe poco antes de 1850, escribió sobre el lamentable estado de la iglesia: “La arquitectura de la nueva iglesia, es de orden corintio, construida con riqueza y muy buen gusto. Lástima causa que un edificio de esta naturaleza se halle en un estado de casi abandono”. Desde el 20 de abril de 1979, gracias a la memoria redactada por el arquitecto Ángel Peropadre, la iglesia y la puerta principal son monumento nacional, si bien sigue siendo de propiedad particular. Se restauró la cúpula para evitar su hundimiento, pero el resto del templo sigue esperando la continuación de esa restauración.
















El castillo de Cadrete ha pasado del olvido y abandono a convertirse en la fortaleza mejor conservada del Bajo Huerva. La restauración hecha con materiales similares a los de la obra original,  ha recuperado con acierto muros, torre y almenas. En el ayuntamiento se ubica el centro de interpretación, preámbulo para iniciar la visita guiada. Presenta características únicas, como su torre forrada con un doble muro y el conjunto de yeserías de una de sus plantas. La principal materia prima usada para la construcción fue el yeso autóctono, lo que proporcionó al conjunto un aspecto uniforme de difícil diferenciación del terreno sobre el que se asienta.












De origen islámico, el castillo se encuentra en un cabezo inexpugnable, accesible por el lado sur, protegido por barrancos de altas paredes y un foso, lo mandó levantar Abderramán III el año 935 con motivo del asedio de Saraqusta, cuyo gobernador se declaró en rebeldía, convirtiéndolo en la plaza principal en la ofensiva contra la ciudad. Sofocada la revuelta, apenas quedan noticias escritas del castillo. En el s. XIII, Alfonso III venderá a perpetuidad el señorío de Cadrete a Juan Zapata, Justicia del reino, hasta que en el s. XIV, Miguel Pérez Zapata lo cede junto a sus posesiones al monasterio de Santa Fe. Con la expulsión de los moriscos en 1610, la fortaleza quedará completamente abandonada, acentuándose el deterioro, hasta su restauración y rehabilitación actual.










Mediodía en Botorrita, inevitable vermú para algunas. Almorzamos a cobijo de la caseta de recepción, ahora abandonada, junto al yacimiento de Contrebia Belaisca, una importante ciudad celtibérica ocupada desde el siglo V a. C. hasta el siglo I a. C. La valla protectora nos impide acceder: se han cerrado los boquetes abiertos que facilitaban la entrada. Respetuosos, no saltamos la valla. El yacimiento presenta un aspecto de dejadez y abandono. Se aprecia el foso y la muralla de grandes sillares. En la parte superior del cabezo destaca un gran edificio de paredes de adobe compartimentado en cinco estancias que pudiera tratarse de un almacén de grano. Pero lo que le ha dado fama son los Bronces de Botorrita, una colección de cuatro inscripciones grabadas en placas de bronce en torno al siglo I a. C. Tres están escritos en lengua celtibérica y el cuarto, en latín. Tienen en común el tratarse de escritos jurídicos o litigios entre ciudades. Todos ellos se pueden ver en el Museo Provincial de Zaragoza.











En Fuendetodos es visita obligada la casa natal de Goya, aunque esta vez no entramos. Es la típica casa de labradores, reconstruida en el siglo XX y que ha sido ambientada con muebles y enseres de la época. Pasamos por la Fuente Vieja, que es la que dio nombre al pueblo: “la fuente de todos”. Y había que ver el neverón o nevera de La Culroya, la única que conserva la cúpula, una construcción de piedra del siglo XVIII, donde se almacenaba la nieve que caía en invierno para, más tarde, consumir el hielo en verano. Se han contabilizado hasta 21 neveras de parecidas dimensiones. El pueblo era el que abastecía hielo a los mercados de Zaragoza hasta que con la obtención de hielo industrial desapareció definitivamente esta actividad.
















Cae la tarde, el sol se refleja tenue en las paredes calizas de la foz de Zafrané. El sendero que une la Puebla de Albortón con Fuendetodos recorre los escasos dos km del barranco horadado por procesos erosivos. Destaca la enorme cueva madre situada bajo la cantera de mármol, conocida como piedra de la Puebla. Al lado está el imponente pilar de 44 m, donde se apoyaban la vías del antiguo ferrocarril minero de Utrillas a Zaragoza. Inaugurado en 1904, estuvo en funcionamiento hasta 1966, principalmente llevando carbón a Zaragoza. La verticalidad de las paredes sirven de entrenamiento a los aficionados a la escalada. 












El café, en La Puebla de Albortón. En 2015, el expresidente de Uruguay, José Mujica, visitó el pueblo donde nació el abuelo del libertador uruguayo José Gervasio Artigas.  "No estoy cumpliendo con una obligación, sino con un sueño que una vez tuve", dijo. Nos acercamos a la plaza de la Integración levantada sobre los terrenos en los que se supone se ubicaba la casa natal del abuelo de Artigas, adquiridos por la Federación de Instituciones Españolas en Uruguay y, posteriormente, donados al Estado uruguayo.  "Un permanente recordatorio de los valores como la justicia social y la solidaridad".









Fotos: Pepe, Matilde, Maite, Nines, 
Eckart, Gorka y Josemari