martes, 22 de noviembre de 2016




Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes 

Torrollones de la Gabarda



Sábado, 19 de noviembre













Hay que tener cuidado cuando se toma el café de la mañana en una pastelería pensando que lo vas a 'gastar' en la andadica que sigue y más cuando desconoces que en la excursión va a primar lo artístico. Todo es hablar por no callar, porque siempre hay despistes y errores de estrategia que alargan el camino. Habrá que achacarlo al cambio de horario.















La cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes, también conocida como la cartuja de los Monegros, fue la primera casa de la Orden de San Bruno establecida en Aragón. Fundada en 1507 por los Condes de Sástago en la antigua ermita de Nuestra Señora de las Fuentes, ampliada una década más tarde y reformada en el siglo XVII. Durante el siglo XVIII, ante las deficiencias que presentaban las instalaciones, se levanta un monasterio de nueva planta siguiendo los modelos de las cartujas zaragozanas de Aula Dei y la Inmaculada Concepción (la Cartuja Baja). Tras numerosos avatares, la Diputación de Huesca  la adquirió el pasado año, a fin de detener el progresivo estado de deterioro y garantizar su preservación. El monumento está protegido desde el 2002 como Bien de Interés Cultural.












El atractivo de este conjunto monástico son las pinturas murales de fray Manuel Bayeu y Subías, hermano lego de esta comunidad. La pérdida de muchas de ellas  hace difícil precisar la extensión de esta obra, que supera el millar de metros cuadrados. Los frescos retratan episodios evangélicos, santos, dogmas y diversas alegorías. Esta obra está considerada como una de las más relevantes muestras murales de siglo XVIII que existe en Aragón.







Autorretrato de fray Manuel Bayeu


Mira que es fácil encontrar el búnker de Lanaja, pues siempre hay alguien que se equivoca y no diré quién. Son errores de estrategia. Es una imponente estructura de hormigón armado que servía como  nido de ametralladoras y observatorio y que ha sido recuperado como vestigio de la Guerra Civil. Seguimos un recorrido entretenido con el coche: entradas, salidas y alguna parada orientativa para llegar a  la Gabarda. En esta zona monegrina nos encontramos un gran número de formaciones rocosas de arenisca con forma de torreón por los efectos de la erosión conocidas como torrollones.







El Arco










Bocadillo, postre y café. A la hora en punto, desde el parque de aventura, iniciamos la media vuelta, que no entera, a la Serreta de la Gabarda. Pasamos al lado de la formación rocosa en forma de arco, atajamos por una oquedad que atraviesa la roca, menos algún osado que pasó  por el tramo más expuesto, hasta llegar a una de las formaciones más singulares conocida como 'el Abuelo'.  Damos media vuelta para pasar al lado de los restos de la fortaleza islámica de la Gabarda. Llegamos al viejo olivar. Hay gente vareando y recogiendo las olivas.  M. dice que con un saco tendrían para todo el año, imagino que aderezado con el vino cosechero, tomillo, romero y albahaca, digo.

















El Abuelo


La tarde se está echando y a poca distancia se encuentra el asentamiento de Las Sillas o Las Cías. Las excavaciones han puesto al descubierto un vasto hábitat  que aporta datos sobre la vida cotidiana en la Marca Superior de al-Andalus, correspondiente a los siglos IX-XI. Desde aquí disfrutamos los intensos rojos del atardecer que se aleja. 












Acertamos  con el café de despedida al tomarlo en Grañén. Amplio local, amable camarero y buen café; además, M., innovador repostero, nos obsequió con un elaborado bizcocho. Los más cogieron número para la extraordinaria cesta de Navidad: crédulos del 0,009 % que buscan el premio. Y por qué no...



¡Suerte!


Fotos de Mariano, Pepe, Concha, Nines y Matilde





Video de la jornada. Producción: Paco

















lunes, 24 de octubre de 2016



Paseo de otoño

desde el puente medieval de Pedruel



Sábado, 22 de octubre








Llevamos casi un mes de otoño y la sensación otoñal se  ha hecho esperar. Hoy, amenazaba el día con fuertes lluvias y, sin embargo, estas escamparon y un tímido sol acarició la jornada. Tras el oportuno café en Siétamo, nos acercamos a ver las veinte estelas de granito de Ulrich Rückriem. 









El escultor Ulrich Rückriem  es uno de los artistas que ha participado en el proyecto 'Arte y  Naturaleza' del  Centro de Arte y Naturaleza (CDAN). Para el emplazamiento de su instalación eligió los alrededores de Abiego, llamando 'Siglo XX' al conjunto de veinte estelas de granito. La obra,  imbricada en el paisaje,  se va transformando conforme  te alejas o deambulas  entre las columnas. Tras la grata sorpresa, desandamos el camino 'depredando' , digo recogiendo,  las almendras que la recolección mecánica no consiguió arrebatar a los productivos almendros.










El sol se deja traslucir  bajo un cielo casi gris. En Bierge, tomamos la carretera que se dirige a Rodellar.  Antes de llegar, un desvío a nuestra izquierda nos acerca al camping El Puente. Dejamos los coches e iniciamos la marcheta, un recorrido que comenzamos en el puente medieval de Pedruel  para seguir un tramo del río Alcanadre por la senda que discurre por la margen derecha del río.












El paseo es reposado, disfrutándolo. Campos de cultivo y frondosa vegetación de ribera.  Las badinas nos recuerdan el baño veraniego. Llegamos a Pedruel, uno de los siete pueblos del valle de Rodellar. Deshabitado un tiempo, ahora se ven algunas casas rehabilitadas.  En la parte alta del pueblo está la iglesia de El Salvador, siglo XVI. Tras una breve  visita, seguimos  un pequeño tramo de la carretera que va a Las Almunias hasta las pasarelas de Pedruel. La senda continúa por la izquierda hasta la  ermita de la Trinidad. Viejas carrascas rodean el entorno. Hay ganicas de comer y el muro lateral nos ofrece una recogida solana. Animada charla. Imposible sestear.



























Regresamos sin prisa. La tarde está despejada y  el sol remarca los amarillos sobre los pálidos verdes. Nogales sin cuidar salpican la ribera.  Algún madroño. Las prisas de algunos hace que el viaje  se acorte. ¿Por qué no hemos parado para ver los madroños? ¿y el café que íbamos a tomar en Bierge? ¿no era interesante la iglesia de Morrano (de origen románico)?  ¿y el huevo de Morrano?... 









Bueno, hemos llegado al embalse de Calcón. El día empieza a cerrarse, pero todavía podemos apreciar el espectacular entorno donde  se asienta en un estrecho del curso del río (la presa tiene una altura sobre el cauce de 58 metros). Las cristalinas aguas reflejan bellamente los grises azulados de las calizas que lo cierran y los verdes de  los pinos de las laderas.  A lo lejos, dos patos dejan pequeñas estelas que poco a poco se difuminan. Nos faltó tiempo para subir a lo alto del tozal donde se ubica el mirador.









Y ¿el café? En Almudevar. Curioso café. Los que tenían prisa, dejaron de tenerla; quien tenía cita, la canceló; el que quería llegar raudo a casa, dejó a dos compuestos y con mochila.  Colofón  para una linda  jornada otoñal.







Fotos de Mariano, Concha, Nines, Carmen y Pepe