Paseo de otoño
desde el puente medieval de Pedruel
Sábado, 22 de octubre
Llevamos casi un
mes de otoño y la sensación otoñal se ha
hecho esperar. Hoy, amenazaba el día con fuertes lluvias y, sin embargo, estas
escamparon y un tímido sol acarició la jornada. Tras el oportuno café en Siétamo,
nos acercamos a ver las veinte estelas de granito de Ulrich Rückriem.
El escultor
Ulrich Rückriem es uno de los artistas
que ha participado en el proyecto 'Arte y Naturaleza' del Centro de Arte y Naturaleza (CDAN). Para el emplazamiento de su instalación eligió
los alrededores de Abiego, llamando 'Siglo XX' al conjunto de veinte estelas de granito. La obra, imbricada en el
paisaje, se va transformando conforme te alejas o deambulas entre las columnas. Tras la grata sorpresa,
desandamos el camino 'depredando' , digo recogiendo, las almendras que la recolección mecánica no
consiguió arrebatar a los productivos almendros.
El sol se deja traslucir bajo un cielo casi gris. En Bierge, tomamos
la carretera que se dirige a Rodellar. Antes de llegar, un desvío a nuestra izquierda
nos acerca al camping El Puente. Dejamos los coches e iniciamos la marcheta, un
recorrido que comenzamos en el puente medieval de Pedruel para
seguir un tramo del río Alcanadre por la senda que discurre por la margen
derecha del río.
El paseo es reposado, disfrutándolo. Campos de
cultivo y frondosa vegetación de ribera. Las badinas nos recuerdan el baño veraniego. Llegamos
a Pedruel, uno de los siete pueblos del valle de Rodellar. Deshabitado un
tiempo, ahora se ven algunas casas rehabilitadas. En la parte alta del pueblo está la iglesia de
El Salvador, siglo XVI. Tras una breve visita, seguimos un pequeño tramo de la carretera que va a Las
Almunias hasta las pasarelas de Pedruel. La senda continúa por la izquierda hasta la ermita de la Trinidad. Viejas carrascas
rodean el entorno. Hay ganicas de comer y el muro lateral nos ofrece una
recogida solana. Animada charla. Imposible sestear.
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Regresamos sin prisa. La tarde está despejada
y el sol remarca los amarillos sobre los
pálidos verdes. Nogales sin cuidar salpican la ribera. Algún madroño. Las prisas de algunos hace que
el viaje se acorte. ¿Por qué no hemos
parado para ver los madroños? ¿y el café que íbamos a tomar en Bierge? ¿no era interesante
la iglesia de Morrano (de origen románico)?
¿y el huevo de Morrano?...
Bueno, hemos llegado al embalse de Calcón. El día empieza a cerrarse,
pero todavía podemos apreciar el espectacular entorno donde se asienta en un estrecho del curso del río
(la presa tiene una altura
sobre el cauce de 58 metros). Las cristalinas aguas reflejan bellamente
los grises azulados de las calizas que lo cierran y los verdes de los pinos de las laderas. A lo lejos, dos patos dejan
pequeñas estelas que poco a poco se difuminan. Nos faltó tiempo para subir a lo
alto del tozal donde se ubica el mirador.
Y ¿el café? En Almudevar. Curioso café. Los que
tenían prisa, dejaron de tenerla; quien tenía cita, la canceló; el que quería
llegar raudo a casa, dejó a dos compuestos y con mochila. Colofón
para una linda jornada otoñal.
Fotos de Mariano, Concha, Nines, Carmen y Pepe
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