Bordón
Sábado, 14 de mayo
Bordón guarda un monumento excepcional: La iglesia de la Virgen de la Carrasca, uno de esos lugares que a nadie deja indiferente, sea místico o no, porque es un lugar especial. En 1212, con la aparición de una imagen de la Virgen, el Temple levantó en aquel lugar un santuario, alrededor del cual se fue construyendo el pueblo que se conoce hasta hoy. La imagen era una pequeña virgen negra de estilo románico, sedente, tallada en madera y con el niño sentado en el regazo. Fue quemada junto con el retablo en la guerra civil. También en ese tiempo fue sustraída la imagen de la Virgen de la Araña, realizada en alabastro, patrona del pueblo.
Trece
sigue siendo un buen número para iniciar
un viaje. Nos hemos acercado hasta Bordón, un pequeño pueblo de la comarca del
Mestrazgo, en el límite fronterizo con la comunidad valenciana, que perteneció a
la encomienda templaria de Castellote. Hemos dejado atrás la torre-campanario
de Mas de las Matas, que con sus más de 60 metros de altura es una de las más
altas de Aragón. A lo lejos se ve la peña de El Morrón, que el agua y el viento
ha esculpido caprichosamente.
Imagen de la Virgen de la Araña, Archivo Cabré, 1908. Ministerio de Cultura, Catálogo bibliográfico del CSIC.
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Pintura de la Virgen de la Araña
en la iglesia de Bordón
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En la
capilla de santa Lucia, fechada en 1390, en sus capiteles encontramos escenas
de la adoración de los Reyes Magos y de la concepción de la Virgen María según
los evangelios apócrifos; en la clave de la cúpula aparece un pantocrátor con
una bola del mundo y en ella algunos aprecian un barco y el continente
americano. O tal vez sea, sin más cábalas, una carrasca y dos torres. Las
pinturas también hacen alusión a esos evangelios. Existe una pequeña cámara de
difícil acceso, donde los iniciados pasaban la noche encerrados presididos por
la Cruz de tau, el simbolo más
sagrado de la Orden; M., curioso, entró, enfocó el celular y lo fotografió. Lo que sí es seguro que la
visita a este mágico lugar no decepciona.
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Preparados con las mochilas, pasamos al lado del reconstruido portal de san Roque, antigua entrada del
pueblo para seguir al encuentro del río Bordón y remontarlo hasta su nacimiento. Huertas abandonadas, chopos cabeceros y otros árboles de ribera dan
sombra al camino, hoy con un sol tibio. El lugar del nacimiento es
espectacular, la garganta se estrecha y a lo largo de ella brotan los
manantiales. Si el tiempo sigue así, no habrá que esperar al verano
para disfrutarlo.
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Comer, sestear, un café. El día se alarga y Castellote es un buen colofón. El breve recorrido por la villa no impidió a M. subir al
enrocado castillo para templar las piernas. Chulo él, para celebrarlo, nos brindó feliz
remate con un brioche de elaboración propia, que
se salía. Exquisito.
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Fotos de Mariano, Carmen,
Hortensia, Pepe y Matilde
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