Pena-roja
de Tastavins
Les Roques del Masmut
Sábado, 20 de mayo
Salir media hora
antes es llegar a la hora adecuada, como el tren de la una de mi niñez que pasaba
siempre a la 'y media'. Café, charradica sin prisas -para eso hemos madrugado-.
Una pista de tierra nos acerca al salto de La Portellada. Por el camino predominan almendros y olivos en terrazas. Imposible
disfrutar de la 'espectacular' cascada:
el caudal del salto (20 metros) depende de las lluvias. En la parte de arriba, invisibles hilillos de agua discurren por el juego de
formas producidas por la erosión, desapareciendo sin ruido en la gran poza.
Estamos en Peñarroya
de Tastavins. Es medio día y una brisa suave nos anima a subir las empinadas
calles hasta lo alto del pueblo de donde parte el camino que nos acercará a la
impresionante mole de las rocas del Masmut. A pesar de la hora el camino, que
va ganando altura poco a poco, no se hace pesado. Llegamos al mirador, nuestra
meta. La espectacular mole del Masmut se muestra en toda su inmensidad, con
paredes de más de 100 metros de altura. Desde aquí, la diversidad paisajística
es extraordinaria.
El color rojizo de las peñas es
el que le da el nombre al pueblo, mientras que el topónimo Masmut, de origen
árabe, podría proceder de la tribu bereber de los 'Mas Mudas' o, tal vez, sea una derivación de 'Mas del Mudo'.
Comemos. En el cielo, la silueta minúscula de un buitre que planea suavemente. Los pinos carrasco, que nos han acompañado en el soleado camino, nos dan sombra. En las zonas más umbrías dejan sitio al pino negral. Los enebros ya no son tan achaparrados, carrascas... Última mirada a las peñas. Regresamos al pueblo. El calor se soporta bien, pero cuando vemos el cartel que indica 'Arroyo de los Prados', seguimos el leve descenso en animada charla, nadie lo ve.
Pañarroya de Tastavins merece una sosegada visita a su casco
urbano. Se formó a la vera del castillo, bajando la ladera de la montaña. Calles
empinadas, casas encaladas con balcones de madera torneada y amplios aleros que
caracterizan la arquitectura popular de Peñarroya, y también la forja. Junto a la Casa de la Villa (s. XVI) destaca la antigua cárcel, la cual se conserva en perfectas condiciones. Tiene
tres estancias, la primera y más grande estaba destinada a vivienda del
carcelero, y las otras dos, comunicadas por un angosto pasadizo excavado en la
roca, a calabozos. Se conservan esgrafiados hechos por los presos y una
argolla.
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A escasos dos km
está el santuario de la Virgen de la Fuente, un complejo que agrupa la ermita antigua, la ermita barroca y la
hospedería, sin olvidar la fuente de 15 caños. En el siglo XIII se construyó la
primitiva ermita que fue sustituida entre 1340 y 1360 por otra más grande, en
estilo gótico-mudéjar, que se conoce hoy como ermita antigua o de Arriba. Sobresale
la bella techumbre de madera decorada con motivos geométricos, heráldicos y
rostros humanos; así como, abundantes cruces de Calatrava. Fue declarada
Monumento Nacional en 1931 y Patrimonio Mundial dentro del arte mudéjar de
Aragón en 2001. Todos los retablos e imágenes fueron destruidos durante la
Guerra Civil.
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El portal de acceso está formado por cuatro arquivoltas ojivales con dos frisos corridos, con escenas del Nuevo Testamento como la Anunciación, la Huida a Egipto, la Visitación, la Epifanía, la Crucifixión o la Resurrección.
En el tímpano central está la imagen de la Virgen en Majestad rodeada por cuatro ángeles. Su fachada da a la hospedería y al claustro del antiguo convento.
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Sin prisas, en un lugar tan
sorprendente como encantador,
qué bien sientan unas cervezas...
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La tarde se
alarga. Por un camino rural asfaltado, tomamos la dirección del pantano de
Pena. Craso error. Pronto el asfalto deja paso a un camino para tractores y
máquinas agrícolas. Los baches, caballones y piedras acarician con gusto los bajos de los coches. Los conductores se acuerdan de quien tuvo la feliz idea. El
paisaje está en todo su esplendor primaveral. Almendros, olivos, el cereal, los
pinos en las laderas... El camino mejora, estamos ya en la cola del embalse. Es
un recreo para la vista el pequeño lago azul abrazado por los pinos. Construido
en 1930 para recoger las aguas del río Pena, su uso es eminentemente agrícola.
Parece ser que
no hay prisa. Valderrobles está
cerca y, aunque la visita sea breve, bien la merece. Nos da la bienvenida el puente de piedra; a
través del portal de san Roque, entramos en la plaza rodeada por los edificios
civiles singulares, como el magnífico ayuntamiento gótico o la 'Fonda', con su
torreón esquinero, las almenas y las gárgolas. Un paseo sin orden nos lleva
nuevamente a la plaza. Vamos en busca de los coches, despedidas y ¡qué tarde
es!
Fotos de Matilde, Pepe, CarmenB y Josemari
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