miércoles, 23 de mayo de 2018



El barranco de la Hoz 
en  Calomarde



 Sábado, 19 de mayo








La autovía Mudéjar nos acerca de un tirón hasta el desvío de Albarracín. Al acercarnos a Gea de Albarracín, sobresale notablemente el exconvento del Carmen (s. XVII). Tras las obras de adecuación, la planta baja ha pasado a ser centro de día para la tercera edad. Sin ironía, un buen lugar para tomar el café. Recorremos el amplio claustro para pasar al patio y ver el magnífico alero de madera; lo decoran amplias ménsulas con motivos vegetales y formas antropomorfas. Desde 2003, claustro y aleros están declarados como Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés. Seguimos por la calle Mayor, cuyos extremos guardan los antiguos portales de Teruel y Albarracín.







Inconfundible Albarrcín, encastrada en una hoz del Guadalaviar. Pasamos el túnel y seguimos ruta hasta el primer despiste. Retrocedemos y tomamos el desvío dirección a Royuela y, luego, Calomarde. A escasos 3 km de este último, nos sorprende la cascada Batida o del Molino Viejo. El río Blanco ha labrado en la roca caliza un salto de unos 20 m, dejando caer sus aguas en una profunda poza. Un paisaje de formaciones rocosas y una vegetación exuberante lo rodea. Inevitable foto de recuerdo.












Cruzamos Calomarde, a la derecha sale un camino bien señalizado y acondicionado como paseo que nos acerca al barranco de la Hoz. Respetuosos con el medio, dejamos los coches (al regreso nos acordaremos). Una enorme mole de piedra llamada Moricacho, con una apertura en la ladera en forma de cueva, nos adentra en el cañón del río Blanco o de la Fuente del Berro. A unos pasos, la presa de los Ahogados remansa las aguas. Una atmósfera opalina flotaba sobre las aguas tranquilas. Las ranas ofrecían un gran concierto. Altas paredes tobáceas modelan el espacio. Una placa recuerda que el 17 de agosto de 1876, dos hombres acompañados de una yegüa, intentaron cruzar el río durante una tormenta. Debido a la crecida, fueron arrastrados por la corriente y murieron ahogados. El animal se salvó.























A partir de aquí entramos en la parte más atractiva de la ruta. Pasarelas, escaleras y puentes permiten recorrer sobre el agua el cauce fluvial salvando los diferentes estrechos. Solo hay que ir disfrutándola sin prisa. El cañón comprime y retuerce el río entre imponentes cortados calizos que ha ido excavando el propio río. Es llamativo pasar por debajo del puente natural de la Toba, una estructura que une la estrecha hoz erosionada por el río, con formaciones calcáreas justo sobre nuestras cabezas, que alguno acarició ‘sutilmente’. El barranco se abre paso a una zona más ancha en el paraje conocido como el molino de las Pisadas, en ruinas. Es un buen sitio para comer. El sol ‘pica’ y preludia tormenta. Cuando regresó el trío andarín de la fuente del Berro, regresamos por el camino que unía Frías y Calomarde, alejándonos del cauce. Este se encarama a las repisas de los farallones rocosos, miradores únicos para observar toda la espectacularidad del barranco.   

































El cielo se está encapotando por momentos. Silencio. Las ranas ya no croan, barruntan lluvia. Finas gotas dan paso a un estrepitoso chaparrón que rompe con toda su fuerza sobre la gran mole del Moricacho; los 500 m que nos separan de los coches se convierten en una balsa de agua. Bueno, ahí estaba JL que se acercó a recogernos. ¡Qué bien nos sentó el café en la posada de Calomarde! Sigue lloviendo.

















 Camino de Gea de Albarrcín, el cielo escampa. Aquí no ha llovido. El día es largo y tenemos tiempo para visitar uno de los tramos recuperados del acueducto romano Albarracín-Gea-Cella, el ubicado en el barranco de los Burros, posiblemente el tramo más espectacular por su adaptación al terreno y por la belleza del barranco. El canal discurre excavado en la roca siguiendo la curva de nivel salvando el barranco a cielo abierto para seguir excavado en la roca. En las paredes se pueden ver los huecos (lumina) para ventilar y extraer los escombros. En el término municipal de Gea es donde se encuentran los tramos conservados más espectaculares y que ya visitamos en mayo de 2012. La tarde se va cerrando. Último café y algún carajillo suelto en el centro de día para la tercera edad. Sin ironía.






















Fotos de Tomás, Nines, Javier, CarmenB y Josemari




Había entendido todo como sólo una mujer puede entenderlo, por instinto y con la alta sabiduría del corazón femenino. Durante los días que pasó en Pollensa pude confirmar y enriquecer mi primera impresión sobre ella. Pertenecía a esa raza en extinción de los seres que toman sobre sí, con entera independencia y estoica sencillez, los deberes y penas que les trae la vida, sin quejarse y sin tratar de que pesen sobre los demás”. Tríptico de mar y tierra. Álvaro Mutis. 
Paqui, feliz gaviera de la posada de Calomarde.








1 comentario:

Maite dijo...

Que bonito paraje, que bonito día, que bonitas fotos y que bien lo pasamos!!!!! Y sorprendente acueducto.