Un título poético para inicciar la excursión. Un café sin prisas tomado en Chodes nos dió pie para contemplar la Plaza de España con sus veinticuatro casas, tres portales y uno más donde posteriormente se construyó la iglesia. Un ejemplo de urbanizaqción del XVIII. Curiosamente, Chodes se llamó en principio Villarredonda por la forma de su plaza.
Siguiendo el Isuela Llegamos a Mesones que tiene una almazara y una panadería. Pero somos lamineros (unos más que otros) y arramblamos con pastas y rico pan . Con la boca llena aún pudimos alzar la vista para contemplar la torre mudéjar
Curiosos estos dos agujeros, son los retretes, sentado y de pie
E imponente castilloerguido sobre el cerro junto a la población impresiona. Forma un gran rectángulo orientado a los cuatro puntos cardenales, con seis torreones circulares, que hacen de él una fortaleza inespugnable. Los escudos de los Luna indican que fue don Lope Fernández de Luna, arzobispo de Zaragoza quien construíría el castillo e, 1370, fue éste el que mando construir la "Parroquieta de la Seo de Zaragoza
La construcción mejor conservada es la ccapilla de Nuestra Sra de los ängeles, en la torre noreste, en la que destacan el artesonado de madera que la cubre. formando pequeñas tablas policromadas con figuras, símbolos heráldicos y animales fantásticos. El suelo también es original. Está considerado una pieza sin paragón en Europa. El resto de la capilla es del siglo XVIII barroco.
Aquí los excursionistas posando como es de costumbre en el castillo.
Un ratico en coche hasta Brea, una hora andando, siguiendo el Aranda hasta la fuente del Gollizno para
hacer ganicas de comer. Hay mesas y un asador. El día está fresco, unos se quedaron dentro del refugio y otros fuera, pero por gusto, poque lo único que trajinó fue la bota de Rodolfo: ¡ qué buen vino hace!. Nadie le lleva la contraria, `por si acaso.
Por fin tomamos café en Aranda en la casa rural "Maidevera", fue acertado, hubo espacio, amabilidad y conversación. Aquí teníamos una sorpresa: La exposición celtibérica. Además de los paneles y las piezas expuestas, las buenas explicaciones del guía hicieron la visita jugosa y atractiva.Estos cascos son reproduciones de los que se encontraron.
Noche cálida, despedida y regreso a Zaragoza. Las siluetas iluminadas de los castillos de Jarque y el Papa Luna los dejamos atrás. Impacientes esperando ya a la próxima excursión de Arte y Naturaleza
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