Hoces del río Piedra
Aldehuela
de Liestos
Sábado,
20 de febrero
¡Rápido,
rápido, que llega un autobús! A veces, tomar un café sosegado se puede complicar. Tenemos suerte, el lugar es
grande y hay sitio para todos. Es un día primaveral, soleado, sin cierzo,
extraño para un febrero invernal sin heladas ni viento. ¡Ay!, lo que nos trae el
cambio climático, los fríos vientos se deslizan por el valle sin fuerza y apenas
acarician la península.
Que
misterio tiene la cosa que cuando se decide seguir la marcha, los últimos de
Filipinas tienen que ir al baño. Dejamos Daroca y seguimos dirección Molina de
Aragón. Subimos el pequeño puerto; al fondo, el ruinoso castillo de Santed observa
desde del cerro la llanura del Campo de Bello, frontera con el disputado
señorío de Molina. Giramos en la gasolinera de Las Cuerlas dirección a Torralba
de los Frailes y Aldehuela de Liestos, nuestro destino. La carretera deja una
línea gris sobre el paisaje tamizado por los frágiles brotes del cereal.
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Aldehuela
de Liestos es una pequeña población del Campo de Daroca. Sobresale la iglesia parroquial
con su fachada de mampostería y sillería. Desde aquí, iniciamos el recorrido
perfectamente indicado en un panel informativo. Los primeros kilómetros los hacemos
por un camino agrícola para continuar por una senda hasta la puerta de la Hoz,
que da acceso o salida a las Hoces del río Piedra. Ahora, la senda discurre al lado del cauce, actualmente seco,
entre sauces, fresnos, chopos, escaramujos, hiedras, tomillo, arces, enebros, carrascas,
quejigos, alguna sabina, tal como señalan los postes informativos. Animalicos, haylos,
pero no los vimos; ni siquiera un buitre tomando el sol. Claro, que a esas
horas de la siesta, qué animal va abrir el ojo si se oía hasta el silencio, roto por el suave golpe de alguna fugaz culada.
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Hemos
llegado al paso del Angostillo. Parada y fonda. Para casi todos, mejor charrar que sestear. Recordamos que en el tramo comprendido entre Aldehuela de Liestos y
Torralba de los Frailes las Hoces se pueden recorrer a través de dos senderos circulares. Dejamos el de
Torralba para otra ocasión.
Regresamos,
tomamos en suave ascenso la senda del Mirador, donde disfrutamos de uno de los
puntos panorámicos más llamativos de todo el recorrido, ningún buitre leonado
planeó sobre nuestras cabezas. Descendemos hasta el pozo del Sombrerillo y deshacemos el
camino de ida hasta Aldehuela. Una agradable y sosegada caminata de unos diez
kilómetros.
Terminamos
la excursión acercándonos a la laguna de Gallocanta. La semana pasada las grullas ya iniciaron su viaje hacia el norte a los
lugares de nidificación. El buen tiempo ha hecho que su estancia sea más corta. Creemos que
todavía estamos a tiempo para disfrutar de un espectáculo que siempre nos
maravilla: verlas majestuosas, con sus largas patas y cuello esbelto recortar el cielo. Desde Bello
nos acercamos por uno de los caminos a la laguna, la tarde se está cerrando. Pero sólo
vemos algunas aves acercándose a los dormideros. A lo lejos sólo se oye un sonoro gruir.
Otra vez será. Nos abrigamos, se nota que ha bajado la temperatura. En Tornos
tomamos el café de despedida. Ha sido una grata jornada de campo, paseando y
disfrutando de la naturaleza.
Fotografías de Matilde, Hortensia, Carmen, Nines, Mariano, Rosalía
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